La Paz y su encanto…

martes, 16 de junio de 2015

ALASITAS

CHAIRO
PACEÑO

En la Fiesta de Las Alasitas entre festejos y alegría,
se encuentran diversos ingredientes en un solo plato,
El Chairo como muestra de la historia paceña y
como símbolo de mestizaje que trasciende 
generaciones.



 “Con una presencia sólida en la ciudad de la Paz, el chairo es parte de la tradición culinaria occidental y su fama continúa en ascenso” (Machicado G: 2010).

El chairo es una sopa mestiza de la gastronomía charquesa, al decir eso nos referimos al Alto Perú, territorio preindependentista compartido por Perú y Bolivia, con predominancia boliviana. La gastronomía de la región surgió a partir del siglo XVI, periodo de muchos cambios.

Los paceños somos muy apegados al chairo y existen diferentes formas de prepararlo, pero de la que nosotros hablamos, es el plato bandera de la ciudad del Illimani y a nivel nacional la identifican como tal. Este plato entra en lo que se llamaría la cocina fusión, es decir, la que acostumbra juntar regiones, en este caso, las de oriente y occidente, por lo que hablamos entonces, de un mestizaje. Guillermo Iraola decía que “buscar en el origen del Chairo, es buscar en la composición de sus ingredientes, de sus técnicas culinarias y en las tendencias de los gustos de cada época de nuestro territorio” (Iraola: 2010).

En el libro “Gastronomía Nacional y Literatura”, Antonio Paredes Candia habla de 13 ingredientes que hacen al verdadero chairo, de los cuales al menos 10 son de origen español. Por tanto, este plato es uno de tantos resultados del choque pre colonial con el español. Sobre la base de la patasca (concentrado de la carne cocida) es que el cocinero puede jugar con  la combinación de ingredientes y condimentos acostumbrados.

Sin duda cabe resaltar que este plato mestizo es el símbolo del sincretismo entre lo aimara y lo español, de esta manera juntando ambas tradiciones, culturas, formas de vivir, de concebir el acto de “comer” se llegó al resultado de no solamente una sincretización cultural, sino también espiritual, donde la fe, los rituales y formas de expresión humana resultaron ser parte de un solo plato, adoptando así la connotación de “abundancia”, que se lo relaciona con la fiesta como Las Alasitas, “la fiesta de agradecimiento a la Pachamama”, “la fiesta grande”, “la fiesta del Ekeko y la abundancia”.

Dentro de esta connotación, en la cultura aimara, la abundancia está muy ligado a lo “que te da la madre tierra”, si hay “buenos tiempos” o malas cosechas, esto se refleja en la alegría de la comunidad al cosechar “más de lo que se pidió”, de esta manera es que al igual que el Apthapi, el Chairo, se elabora de todos los elementos primordiales que se tiene en ese momento, como por ejemplo, el chuño, la papa, la carne, que son elementos realmente importantes dentro de nuestras culturas, y por su parte igualmente la feria de Las Alasitas, donde lo que se quiere es obtener más, y dar más a cambio de buenos tiempos, y no solamente es el pedido a la madre tierra sino también al “diosecillo de la Abundancia, El Ekeko (Iquiqu)”. 


El festejo de la alegría, la abundancia, en busca de la prosperidad, es solo el primer paso, para integrarse en todos los significados que puede tener la Fiesta, acompañado de un plato emblemático, símbolos del sincretismo, de fe, de culturas, y de tradiciones.  



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