CHAIRO
PACEÑO
En la Fiesta de Las Alasitas entre festejos y alegría,
se encuentran diversos ingredientes en un solo plato,
El Chairo como muestra de la historia paceña y
como símbolo de mestizaje que trasciende
generaciones.
“Con una presencia sólida en la ciudad de la Paz, el chairo es parte de la
tradición culinaria occidental y su fama continúa en ascenso” (Machicado G: 2010).
El chairo es una sopa mestiza de la
gastronomía charquesa, al decir eso nos referimos al Alto Perú, territorio
preindependentista compartido por Perú y Bolivia, con predominancia boliviana.
La gastronomía de la región surgió a partir del siglo XVI, periodo de muchos
cambios.
Los paceños somos muy apegados al
chairo y existen diferentes formas de prepararlo, pero de la que nosotros
hablamos, es el plato bandera de la ciudad del Illimani y a nivel nacional la
identifican como tal. Este plato entra en lo que se llamaría la cocina fusión,
es decir, la que acostumbra juntar regiones, en este caso, las de oriente y
occidente, por lo que hablamos entonces, de un mestizaje. Guillermo Iraola
decía que “buscar en el origen del
Chairo, es buscar en la composición de sus ingredientes, de sus técnicas
culinarias y en las tendencias de los gustos de cada época de nuestro
territorio” (Iraola: 2010).
En el libro “Gastronomía Nacional y
Literatura”, Antonio Paredes Candia habla de 13 ingredientes que hacen al
verdadero chairo, de los cuales al menos 10 son de origen español. Por tanto,
este plato es uno de tantos resultados del choque pre colonial con el español.
Sobre la base de la patasca (concentrado de la carne cocida) es que el cocinero
puede jugar con la combinación de
ingredientes y condimentos acostumbrados.
Sin duda cabe resaltar que este plato
mestizo es el símbolo del sincretismo entre lo aimara y lo español, de esta
manera juntando ambas tradiciones, culturas, formas de vivir, de concebir el
acto de “comer” se llegó al resultado de no solamente una sincretización
cultural, sino también espiritual, donde la fe, los rituales y formas de
expresión humana resultaron ser parte de un solo plato, adoptando así la connotación
de “abundancia”, que se lo relaciona con la fiesta como Las Alasitas, “la
fiesta de agradecimiento a la Pachamama”, “la fiesta grande”, “la fiesta del
Ekeko y la abundancia”.
Dentro de esta connotación, en la
cultura aimara, la abundancia está muy ligado a lo “que te da la madre tierra”,
si hay “buenos tiempos” o malas cosechas, esto se refleja en la alegría de la
comunidad al cosechar “más de lo que se pidió”, de esta manera es que al igual
que el Apthapi, el Chairo, se elabora de todos los elementos primordiales que
se tiene en ese momento, como por ejemplo, el chuño, la papa, la carne, que son
elementos realmente importantes dentro de nuestras culturas, y por su parte
igualmente la feria de Las Alasitas, donde lo que se quiere es obtener más, y
dar más a cambio de buenos tiempos, y no solamente es el pedido a la madre
tierra sino también al “diosecillo de la Abundancia, El Ekeko (Iquiqu)”.
El festejo de la alegría, la
abundancia, en busca de la prosperidad, es solo el primer paso, para integrarse
en todos los significados que puede tener la Fiesta, acompañado de un plato
emblemático, símbolos del sincretismo, de fe, de culturas, y de tradiciones.
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